Bell Ville: ciudad insegura

Una seguidilla de hechos delictivos acontecidos en los últimos meses, han afectado severamente la integridad de personas como de bienes materiales, tanto a privados como a instituciones y espacios públicos. Robos, hurtos, coches incendiados y riñas, en las calles, en los cementerios, en la Casa del Niño, cerca de la Terminal de Ómnibus y camino a algún establecimiento educativo inclusive. El bellvillense siente que vive en una ciudad cada vez más insegura.
Aún
cuando la fuerza policial y el poder judicial -provincial y nacional- parezcan
los primeros responsables como actores de represión y prevención del delito,
resulta un error de enfoque creer que son los únicos quienes deben tomar cartas
en el asunto. Este fue uno de los puntos de debate más importantes en el
Concejo Deliberante a propósito de un proyecto presentado por la bancada
oficialista que pretendía hacer recaer todo el peso de la responsabilidad en la
Policía de Córdoba.
¿La culpa es de la Policía?
Este enfoque reduccionista planteado en el proyecto original omitía considerar que son cada vez más las ciudades que destinan un importante presupuesto anual para el tema "seguridad ciudadana", apuntado a implementar herramientas tecnológicas y recursos humanos específicamente abocados a prevenir el delito y cuidar los espacios públicos en un esfuerzo mancomunado con otras instituciones ciudadanas. No es este el caso de nuestra ciudad, donde abundan las declaraciones públicas, pero faltan los recursos presupuestarios.
Para el oficialismo la solución parece ser más policías y más móviles. Probablemente eso ayude, sin dudas. Sobre todo también a que el 101 no se vea sobrepasado por la responsabilidad de tener que atender al problema de los animales sueltos en la ciudad y asignar recursos a una tarea que no tiene que ver con la prevención y persecución del delito.
es prioritario que el Municipio revea su decisión de no asignar recursos presupuestarios a una demanda ciudadana tan importante, por entender que no es su responsabilidad brindar seguridad a la comunidad.
Por cierto, según datos brindados extraoficialmente, estadísticamente no existe un aumento de los delitos contra la propiedad privada en la ciudad si comparamos los primeros tres meses de este año con el año pasado. Carecemos de datos referidos a daños producidos en espacios e instituciones públicas, lo que nos impide determinar si aumenta, disminuye o se mantiene. Sea como fuere, es prioritario que el Municipio revea su decisión de no asignar recursos presupuestarios a una demanda ciudadana tan importante, por entender que no es su responsabilidad brindar seguridad a la comunidad.
Casualmente, a mediados del mes de abril pasado, funcionarios municipales visitaron la ciudad de Rafaela para interiorizarse sobre el funcionamiento de la Secretaría de Prevención en Seguridad de dicho municipio santafesino. Es decir, hay municipios que sí destinan fondos de su propio presupuesto para atender la temática desde un enfoque preventivo. Esperamos que el viaje no haya sido sólo una puesta en escena, sobre todo porque los viáticos se pagan con fondos de nuestro municipio.
En este punto la necesidad de un cambio de paradigma en la gestión municipal local es notoria e incluye sin duda la tarea de asignar recursos económicos pero sobre todo de involucrar a todas las instituciones en la tarea. Una red social de instituciones sociales y comunitarias, accionando desde su lugar y responsabilidad en pos de brindar seguridad a la ciudadanía: apoyando, coordinando, asistiendo, aportando.
Esto no incluye diluir la responsabilidad de los poderes del Estado, en todos sus niveles, en esta tarea, pero previene contra los enfoques represivos y reduccionistas que creen que asignando más policías el delito disminuye. ¿Se asignan más policías y móviles para la ciudad de Bell Ville? Bienvenido sea. Aún así no alcanza y el Municipio no puede mirar para otro lado.
Casa tomada
Así se llama uno de los cuentos del notable escritor argentino Julio Cortázar, en el que se cuenta la historia de dos hermanos que habitaron desde siempre en una antigua casa para cuidarla y mantenerla, cuando unos intrusos empiezan a tomar partes de la misma, hasta que acorralados los hermanos deben irse, tirando la llave por la alcantarilla. En vez de enfrentar el conflicto, los hermanos se repliegan cada vez más hasta perder la casa completa.
El Ejecutivo parece haber dado un paso adelante para evitar quedar como los hermanos del cuento de Cortázar. Semanas atrás convocó a una reunión sobre el tema referido invitando a la mayor parte de las instituciones involucradas. Como primer paso es correcto, como respuesta es insuficiente. En el medio queda un largo camino por recorrer para cambiar el enfoque reduccionista que ha demostrado ser un fracaso.
Sobre todo nunca hay que olvidarse de un factor social muy importante directamente vinculado a la criminalidad: el de las adicciones y consumos problemáticos. Si en los hechos los temas están vinculados, no se pueden tratar aisladamente. La reciente visita a una de las instituciones que más labor social realizan en relación a este tema en particular, puso en claro que si las problemáticas se entrelazan, las soluciones también.
Pueden abundar las declaraciones ante la prensa manifestando la preocupación por todos los graves hechos de inseguridad que nos afectan, pero lo que hacen falta son políticas públicas municipales como respuesta. El organigrama municipal supo tener durante la primera gestión del Dr. Briner, una Secretaría de Seguridad que posteriormente fue diluida sin mayores penas ni glorias. Ahora que la realidad golpea de nuevo, es un buen momento para replantearse si aquellas decisiones fueron las correctas.
Columna mensual publicada en el Semanario Tribuna - 6/5/22